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“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad” Víctor Hugo Hay miradas que nos dirigen al porvenir de lo que podemos ser, hay espejos que reflejan quiénes som
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“El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad”
Víctor Hugo
Hay miradas que nos dirigen al porvenir de lo que podemos ser, hay espejos que reflejan quiénes somos y los hay de diversas formas en diferentes situaciones, como cuando desconcertado de haber gritado en medio de una sala, te das cuenta de que eres capaz de hacerlo, te das cuenta de que eres tú quien lo hizo; y aún sabiendo que esto aporta mucho a nuestro propio conocimiento, no hay mejor que la oportuna oportunidad de Ser, Saber y Sentir que uno es sin importar la situación, el momento, o el día por el que se deba pasar.
El hombre siempre actúa en razón de algo, en cada acto humano es posible encontrar una explicación; no siempre se la encuentra, pero siempre la hay aun latente debido al propósito que ella tiene; explicar lo que se hace me permite comprender el primer significado de lo que soy, explicar el propósito me lleva a pensar lo que podría ser . Esto me lleva a pensar en algo muy curioso que recuerdo haber escuchado no sé dónde: el hombre se define más por sus propósitos, por lo que puede hacer más que por lo que hizo o está haciendo.
El hombre es capaz de proponerse, decidirse y corregir su vida. El hombre es capaz de soñar y su capacidad lo lleva a ser no sólo lo que es sino lo que podría ser, o lo que debería ser; cuando el hombre descubre su propósito, junto a ello viene el regalo de conocerse a sí mismo, es decir, de lo capaz que puede ser frente a una actividad, labor, situación o circunstancia que lo lleve a pensar en el futuro. No estoy hablando de destino ni mucho menos, hablo de lo que al hombre lo hace más hombre, un sueño, que no sólo se puede limitar al pensamiento, sino que además se puede hacer realidad.
La identidad del hombre no sólo es la cultura inmersa y encerrada en un individuo; identidad es ser diferente de nuestros semejantes e idénticos a sí mismos, identidad es sentir que somos de un lugar pero que tenemos la capacidad de pertenecer a otros, siendo diferentes por la obvia costumbre de la que venimos pero con un alto grado de posibles adaptaciones que nos pueden hacer semejantes. La identidad es compartir lo que somos con el que no lo es, es ser con el que es, es aprender a ser, es ayudar a ser a otros lo que no son, es ser parte de algo o alguien, es recordar lo que somos, es conquistar lo que podemos ser, es luchar por lo que queremos hacer, es pensar que si somos felices como somos, sólo debemos ser, pero si no lo somos, debemos hacer lo que nos puede conducir hacia allá.
Cada persona tiene una misión sobre este mundo. Esta misión nadie se la impone, la misión es una decisión personal que cada uno debe realizar. La realización del hombre está cuando este hace lo que quiere hacer, y cuando lo que hace lo hace bien; cuando el hombre propone, lucha, espera, y aun sin lograrlo sigue luchando. Y de ese modo sabe que fue capaz de hacer lo posible, y su valentía, no fue lo que hizo, su valentía fue ser valiente, llegarse a conocer; entonces, podría hablar de identidad, porque para ser propio de una cultura, grupo o sociedad, primero tiene que apropiarse de sí mismo, de su propia realización, de que al menos empezó a realizar el propósito que descubrió o redescubrió. Identidad es pensar en la realización de un yo en cualquier situación de nosotros.
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Daniel Yamid Dominguez Valenzuela
Revista Capital Letter
Universidad Nacional de Colombia