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Virtualmente, cada gran avance tecnológico en la historia de la especie humana, desde el invento de las herramientas de piedra y la domesticación del fuego, han sido éticamente ambiguos. Carl Sagan La inspiración para escribir sobre este tema encontré u
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Virtualmente, cada gran avance tecnológico en la historia de la especie humana, desde el invento de las herramientas de piedra y la domesticación del fuego, han sido éticamente ambiguos.
Carl Sagan
La inspiración para escribir sobre este tema encontré un día leyendo un artículo en el internet sobre la falta de sensibilidad que tenemos en el mundo. Luego encontré una frases de J. Lavados que me llamó mucha atención:” Entre las muchas paradojas del mundo actual está la reiterada pregunta de algunos latinoamericanos: ¿Para qué integrarnos? En verdad la verdadera cuestión es ¿Por qué no integrarnos? Cuando nos une la historia, la lengua, y sobre todo un futuro más pleno si lo enfrentamos juntos”. En este caso la idea se refería claramente a la intolerancia a otras culturas, pero yo no me iba tan lejos. La falta de sensibilidad, la intolerancia, falta de comunicación, etc. no son problemas solo de los extranjeros, sino de los miembros de la familia, de los vecinos, de todas las sociedades. ¿Y cómo es posible que seamos así? El hombre solo no puede estar, siempre necesita al otro, ya decía el Platón en “La República”, entonces porque no podemos ser hermanos unos a otros? ¿Es la culpa del hombre o del mundo en que vivimos?…hmm!?…es como preguntar qué era primero, el huevo o la gallina….por todos lados: dudas, dudas…y dudas…Soy como decía B.Russell “aquel hombre que quería conocer con claridad la naturaleza de la pregunta, pero no tengo el más mínimo interés en responder”.
….y el ensayo no se escribe solo, por desgracia.
Reflexionando sobre todo esto, ya un buen rato, recordé las primeras clases de Ética, dónde hemos hablado de la modernidad actual que crea los monstros de dos cabezas. Una de ellas se refería a la razón instrumental sin sentimientos y otra cabeza era el puro sentimiento, una mano de obra fácilmente manipulable.
Desde aquel momento me di cuenta que el hombre puede pensar y piensa de dos maneras. Uno es el pensamiento técnico, se podría llamar “monstruoso” y otro es el ético. Bien. Ahora, la pregunta que surge es ¿cómo el pensamiento técnico afecta el pensamiento ética al hombre moderno? A lo largo de este ensayo lo vemos.
Efecto del pensamiento técnico en el pensamiento ético se manifiesta de diferentes formas. Se convierte en una cuestión importante, sobre todo, para cambiar al hombre, que le provoca a una acción específica. La principal preocupación cada vez mayor de aquí a pensar en el hombre es la formulación de las normas de funcionamiento comunes, que son para mí como las máquinas y las instrucciones para garantizar el orden en la sociedad. Ética normativa, sólo se aleja de la experimentación de las fuentes. Un hombre formado por la ética detrás de los nuevos conocimientos tecnológicos, en algunas situaciones de la moral pretende. Por tanto, pienso que se debe de tratar de llegar a nuevas fuentes de sensibilidad ética humana. ¿Dónde están estas fuentes? ¿Qué experiencias son el principio de la conciencia humana, lo que vive en un mundo de bien y el mal?
Dos cosas aquí son obvias para mí: ÉTICA Y EXPERIENCIA.
Franklin Jones decía que “la experiencia es algo maravilloso, nos permite reconocer un error cada vez que lo volvemos a cometer”, y la ética para Jean Cocteau era “la poesía (…) por ética me refiero a un código secreto de comportamiento, una disciplina construida y realizada de acuerdo a las capacidades de un hombre que rechaza las falsificaciones del imperativo categórico-decía.
No existe la posibilidad de la ética, donde no haya algunos buenos y malos, algunos valores y positivos y negativos.
También tiene que haber la capacidad de objetividad en el pensamiento, donde no importa solo como nos vemos a sí mismos, sino también como nos ven los ojos de los demás. Por lo tanto pregunto: ¿Lo que nos abre a la experiencia bien y el mal también nos enseña la objetividad?
La Fuente de la autoconciencia humana y de su experiencia es la experiencia de otro hombre. Platón decía que “buscando el bien de nuestros semejantes encontramos el nuestro”. Yo creo que las experiencias de los demás si son limpias, no ensuciadas por la tecnología pura y dura son la base de excelencia humana. Para entendernos bien, la razón por supuesto tiene que existir, pero siempre debe ser mezclada con las emociones, con la con objetividad, y con el amor. Si llegamos a ello, encontramos el pensamiento ético con dos valores esenciales: la verdad y la justicia. Por otro lado, la fidelidad y objetividad nos ayuda a desarrollar nuestras obligaciones morales y ser constantes a la hora de realizarlas. Si nos permitimos que la sensibilidad al otro hombre se apague, se muere todo lo moral y ético se va en el vacío. Y por desgracia, somos a menudo los testigos y experimentadores de este fenómeno. No hay que mirar lejos, no hay que ir muy allá por nuestros recuerdos, para encontrar las situaciones donde el pensamiento técnico tenía un efecto malo frente del ético.
Algunos pueden decir, que cada uno es diferente y que pensamos de formas distintas. Por lo tanto, nuestras percepciones también pueden variar. Estoy totalmente de acuerdo…pero. Si, existen múltiples variedades de experimentar al otro, y es la cosa que no tiene gran duda, lo que pasa que no siempre sabemos encontrar el orden concreto en nuestra percepción. Queremos a la vez ver todo, y ver todo es imposible, o es como no ver nada. También pasa que a menudo nos fijamos en lo superficial, sin mirar más a dentro. Este no es el camino. Para poder a experimentar y sentir al otro hay que tener tiempo. Es una tarea que no se logra en pocos minutos, necesita práctica y paciencia, y exige de nosotros mismos que seamos más abiertos y más sensibles.
Mirad. Para ilustrar más mí idea imaginamos la situación: Es una bonita mañana, pero hemos levantado tarde y ya sabemos que no llegamos a tiempo a trabajar. Ni siquiera hemos desayunado, corriendo vamos a la parada de autobuses. Nos metemos al autobús y vemos que en una de las sillas está sentada una mujer joven llorando. Viajamos ya al menos cinco minutos y todos los pasajeros la ven, pero nadie se acerca para preguntar por lo menos si ha pasado algo, o si de alguna forma la podemos ayudar. Pasan 10 minutos, de repente se estropea el autobús y no podemos viajar más. Todo el mundo muy nervioso, nos preocupamos simplemente en lo que dirá nuestro jefe, salimos de prisa del autobús para coger un taxi. Llegamos al nuestro trabajo. En el trabajo realmente nadie se dio cuenta que hemos llegado tarde, de todos modos siempre podemos explicar la causa. La mañana pasa. Llega la hora de comer, estamos solos en la mesa y de repente en nuestra mente, después de tantas horas aparece la cara de esta chica que estaba llorando en el autobús. ¿Y qué paso con ella? Por qué lloraba? – pensamos. Probablemente también nos sentimos mal o nos repentimos por no haber preguntado la causa de sus lágrimas….pero ya es tarde, muy tarde…nunca no llegaremos a saberlo.
¿Por qué actuamos de esta manera? Se podría pensar que esto pasa porque no tenemos la valía. No quiero este ejemplo generalizar y decir que somos fríos e insensibles. No. Pero qué pasa en nuestra cabeza cuando vemos una situación cómo la mencionada antes. Probablemente surgen preguntas y respuestas: esta mujer necesita hablar con alquilen, no quiere hablar con nadie, no quiere que la preguntamos, no espera ayuda o si espera ayuda. Cada uno de nosotros puede pensar una cosa: está mala, ha pasado una tragedia en su familia, perdió a alquilen o algo muy importante.
La variedad de supuestos va ser diferente de cada uno, pero ahora llega la clave y algo básico frente esta diversidad: Veo la cara llena de dolor- tengo que pedir que pasó.
Pensamos en ello, pero no sabemos qué deberíamos hacer…y entonces no hacemos nada, y esto no es la ética! El pensamiento ético se basa entre muchas cosas en lo deber, y el deber en este caso es preguntarla.
No siempre las personas tienen que utilizar el leguaje para pedir ayuda, nosotros como seres inteligentes, también tenemos que fijarnos en otros aspectos, no ser tan ciegos y sordos a las necesidades y problemas de otros. A menudo las personas que piden ayuda, no dicen nada y son ellos que realmente la necesitan en mayor grado.
La conciencia del concepto deber me hace sentir, y me hace actuar cuando veo a alquilen que sufre. También es mi responsabilidad a sentir otro ser humano trágico. Los hechos grandes están en los pequeños detalles, las encontramos a través de nuestras experiencias, prácticas y circunstancias.
Efectivamente, siempre tenemos la posibilidad de elegir entre hacer bien o hacer mal, en ello se basan los principios éticos, el pensamiento ético. Pero si cada día al menos un minuto paramos y pensamos en otros, seguramente el mundo no será tan cruel.
Sé, sé vida no es tan fácil, nunca se tiene el tiempo para nada, las tecnológicas son nuestros únicos amigos…pero dudo si de la tele y del ordenador aprendemos a ser buenos hombres.
Sí o sí para quererlo, hay que tener la voluntad…buena voluntad. Hoy en día el concepto de la bondad es muy frágil. Cuando un hombre hace un malo, directamente se le descarta, nos resulta difícil encontrar algo bueno en su interioridad. ¿Nos falta la objetividad? Seguramente sí. Pero digo otra vez que la objetividad es una tarea que se aprende, con ayuda de otros. El hombre sin ayuda de otro hombre se ahoga en la inercia y en la oscuridad. Un grito de ayuda de la bondad es el camino de la existencia humana en este mundo. Tenemos que dejar de usar la simple razón instrumental, tenemos que escuchar también al corazón y abrirle a otros. Si alquilen me pide la ayuda, es porque cree en mi buena voluntad. Y si me ve así, realmente es porque soy capaz de ayudarle. Y aunque, incluso mis esfuerzos en relación con el otro hombre demuestran su falta de éxito, de alguna manera siempre se premian. “Al bien hacer jamás le falta premio “afirmaba Miguel de Cervantes. Y aunque algunos no serán capaces de reconocerlo, siempre se puede decir “hice todo lo que pude” y quedar por lo menos con la conciencia tranquila.” La recompensa de una buena acción es haberla hecho”, decía Séneca.
Y si alquilen me llama, no se puede y no se debe girarla cabeza al otro lado. Tenemos saber que, a veces, con simple buena palabra somos capaces de “sanar” al otro ser humano. La comunicación con otros hombres, el dialogo permite encontrar las verdades, me hace ser más sensible y más objetivo. La experiencia del otro me abre un horizonte ético para mí mi existencia, me empuja para hacer los movimientos y los hechos. Yo intentaré siempre ir por este camino. ¿Y vosotros?
Reasumiendo, me atrevo a decir o más bien creer que la culpa de insensibilidad no está en los hombres, sino en la sociedad. “El problema es el espíritu de nuestra época: la negación de la trascendencia, la insipidez de los valores, la vacuidad del corazón, la creciente insensibilidad a la cualidad imponderable del espíritu, el derrumbe de la comunicación entre el ámbito de la tradición y el mundo interior del individuo. El problema capital consiste en que no sabemos pensar, ni rezar, ni llorar, ni resistir los engaños de demasiados persuasores. No existe un lazo común entre aquellos que se preocupan por la integridad “, decía Abraham Yehoshua Heschel *.
….a lo mejor es buen momento para cambiar la sociedad.