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Categoría: Psicología
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Muchas veces se ha dado poca importancia al trastorno de estrés postraumático, como que únicamente se sufre cuando la persona sufre situaciones extremas. En general sí es así pero no únicamente. Digamos que un trauma para una persona se produce bajo tres c
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Muchas veces se ha dado poca importancia al trastorno de estrés postraumático, como que únicamente se sufre cuando la persona sufre situaciones extremas. En general sí es así pero no únicamente. Digamos que un trauma para una persona se produce bajo tres circunstancias que serían las siguientes:
– Cuando ocurre en momentos tempranos de la vida de la persona que no es capaz de asimilar: por ejemplo pérdidas de familiares importantes, mentiras familiares, cuando se culpabiliza al niño de determinadas circunstancias, maltrato físico o psicológico, cuando no se antienden sus emociones ni se le consuela, cuando se olvidan sus necesidades o surgen negligencias en las familias, cuando hay problemas de aceptación social en el cole tipo bullying, cuando presencian maltratos o infravaloraciones entre miembros de su propia familia…
– Cuando suceden cosas que en principio no serían graves, pero que se mantienen mucho a lo largo del tiempo y son muy repetitivas: por ejemplo cuando no se da cariño a los niños, cuando se ejerce una sobreprotección muy fuerte impidiendo el crecimiento y el desarrollo del niño, cuando se es ignorado con relativa frecuencia o no escuchado, cuando se presencian discusiones continuas entre los padres y se vive una y otra vez, cuando se repiten continuamente ideas del tipo “Las cosas se hacen bien o no se hacen” o “tienes que ser siempre el mejor”, o “si no te estás quito vas a matar a tu madre a disgustos”… son frases o sucesos que puntualmente no tienen ningún efecto en el niño, pero que muy mantenido y muy frecuentemente en el tiempo llevan directamente a la configuración de un trauma que permanecerá en la vida adulta y si no es tratado.
– Cuando ocurren sucesos muy fuertes que no somos capaces de asimilar ya sea en la edad adulta o en la edad infantil: por ejemplo un accidente de tráfico, haber estado a punto de morir por el motivo que sea, una violación o abuso, violencia, terremotos…
A veces el trauma se produce porque se dan estos tres factores, pero en realidad, puede darse sólo cuando se produce uno de ellos. Muchas veces entre las familias parece que se pretende insinuar que los niños se recomponen solos o que lo olvidan todo y así todo queda superado. Que la mente olvide ciertas cosas, no significa en ningún momento que lo haya superado, y que no lo comenten no quiere decir que se haya superado. El restar importancia a sucesos de este tipo, hace que la persona traumatizada, muchas veces minimice los sucesos que ha vivido, impidiéndole así que pueda superarlos, afrontarlos o pedir ayuda para poder manejarlos dejándolos escondidos dentro de sí mismos, pero al mismo tiempo activos. Las consecuencias de esto son claras en la vida cotidiana de la persona:
– Se producen flasbacks, que son reminiscencia de los sucesos en cualquier momento de improviso, siendo pensamientos intrusos cargados de emociones que se repiten una y otra vez.
– Aparecen problemas de sueño, no se descansa bien o simplemente invaden continuamente pesadillas relacionadas con el trauma que ha quedado almacenado.
– Puede tener interferencias en la vida cotidiana en función de la naturaleza del trauma con ataques de ansiedad, o depresión, o reacciones desproporcionadas ante sucesos pequeños, o con problemas a la hora de establecer vínculos con otras personas y por lo tanto problemas en las relaciones de pareja o las relaciones sociales o laborales…
– También suele haber un estado de ansiedad constante, como en continua alerta y miedos relacionados con el trauma aunque no siempre de forma directa.
Todo esto crea una interferencia muy fuerte en la vida de la persona, que muchas veces no relaciona con el trauma, ya que ha aprendido a ignorarlo y hacer como si nunca hubiera pasado, bien porque fue muy fuerte o bien porque le enseñaron que no era demasiado importante.
De cara al tratamiento del trastorno por estrés postraumático, lo importante es que la persona se de a si mismo la importancia de los sucesos que le han marcado en su vida, sólo si los asume puede hacerles frente y darse a sí mismo una importancia y una explicación para lo que vive en la actualidad. Luego también es importante saber que es algo que se puede superar y afrontar, y que para ello la terapia EMDR, está dando muy buenos y rápidos resultados con el afrontamiento de los traumas, ya que permite a la persona activar sus propios mecanismos neuronales para que pueda procesar de forma adaptativa aquellas cosas que en su momento no pudieron hacerse frente por las circunstancias en las que se produjeron.
María Jesús Adán Meléndez
Psicóloga y directora del Centro Psicológico Adán en Madrid
http://www.psicoadan.com