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Categoría: Psicología
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En la vida de una pareja se dan muchos cambios, la llegada de los hijos, sus estudios, cambios económicos, etc.,… Un cambio muy significativo puede ser la emancipación de los hijos. Para muchas parejas no supondrá ningún problema o dificultad, al contrario
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En la vida de una pareja se dan muchos cambios, la llegada de los hijos, sus estudios, cambios
económicos, etc.,… Un cambio muy significativo puede ser la emancipación de los
hijos. Para muchas parejas no supondrá ningún problema o dificultad, al contrario, puede suponer una nueva
oportunidad para la libertad, para el reencuentro de la pareja, para aumentar las relaciones sociales o para iniciar actividades nuevas o abandonadas por falta de tiempo. Sin embargo, para otras personas se podrá vivir con un
sentimiento de mucha tristeza, de soledad, de sensación de pérdida y de inutilidad, pudiendo llevar, en casos extremos, a una depresión que requiera tratamiento psicológico. Es lo que se acostumbra a llamar el Síndrome del nido vacío.
Puede darse tanto en los hombres como en las mujeres pero acostumbra a ser más común entre éstas y sobre todo en las madres que se han dedicado exclusivamente a la crianza de sus hijos; además suele
coincidir con la llegada de la jubilación y de la menopausia con lo que pueden agravarse los síntomas.
Normalmente, se supera en poco tiempo y en raras ocasiones deriva en problemas mayores que requieran la
intervención de profesionales. Para prevenirlo o amortiguar los síntomas es muy aconsejable prepararse gradualmente para este momento. Es muy conveniente ir dando poco a poco mayor autonomía a los hijos, evitando controlarlos excesivamente, en definitiva “estar presentes pero sin que se note”. Por otra parte también es aconsejable aumentar paulatinamente las actividades tanto individuales como con la pareja. Se ha comprobado que las personas con un estilo de vida activo están más “protegidas” de padecer este Síndrome.
Como todos tenemos unos gustos y capacidades diferentes, escogeremos las actividades que se adapten
mejor a cada uno. A modo de ejemplo proponemos una serie de actividades que pueden ayudarnos en esta etapa de la vida:
– Actividades físicas: deportes, gimnasia, dar paseos, bailar, ir de excursión, ir en bicicleta…
– Actividades intelectuales: leer, escribir, ir al cine, al teatro, a conciertos, hacer crucigramas, cantar, hacer teatro, pintar, hacer bricolaje, informática…
– Actividades sociales: voluntariado, asociacionismo, aumentar las salidas con los amigos…
En definitiva, tomar esta etapa vital como algo natural, como una oportunidad para retomar actividades
aparcadas o iniciar otras nuevas, para el reencuentro con la pareja o con los amigos es una buena fórmula para sobrellevar mejor el proceso de cambio que supone el abandono del hogar por parte de los hijos.